Plataforma “Salvemos el Real Zaragoza”
La Plataforma Salvemos el Real Zaragoza desea expresar su plena satisfacción por como transcurrieron las iniciativas previstas para la mañana del domingo día 4 de Marzo, coincidiendo con el partido Real Zaragoza – Villarreal celebrado a las doce de la mañana en el estadio de La Romareda.
Se cerró la recogida de firmas solicitando la inhabilitación del Presidente del Real Zaragoza S.A.D., así como instándolo a que ponga precio al Club para facilitar su salida del mismo (con aspectos de alto valor humano como que se nos acercara el socio 67 a ofrecernos su firma y apoyo a nuestras iniciativas o que, al comprobar que ya era último día, otros socios fueran de propio tras el partido a quien tenía las firmas para no quedarse sin hacerlo). Aun siendo conscientes de que mucha gente no ha firmado deseando hacerlo, consideramos que la muestra de opinión es más que significativa y en próximas fechas procederemos al recuento y entrega en el Gobierno de Aragón y una segunda copia en la S.A.D. Real Zaragoza.
Si a alguien le queda por entregar alguna hoja de firmas puede llevarlas a lo largo de esta semana al Restaurante Cafetería Faustino, Pza. San Francisco, 3 (Zaragoza).
En el minuto 32 de la primera parte tuvo lugar la AGAPITADA, expresión sonora del disgusto de la afición con la gestión del Club y que se produjo de forma prácticamente unánime.
En el minuto 32 de la segunda parte llegó la AGAPIRADA y de forma mayoritaria los espectadores de La Romareda abandonaron el estadio en un grito de protesta contra la gestión del Club, representando con el abandono de la grada el futuro que nos espera, caso de continuar Agapito Iglesias al frente de la S.A.D., una Romareda sin fútbol.
Hasta tal punto los zaragocistas que abandonaron sus asientos están implicados con su equipo, que los bares en torno a La Romareda se saturaron con ellos y el canto del segundo gol se pudo escuchar con tanta o más fuerza en los aledaños que dentro del mismo.
Deseamos resaltar que no nos consta ni una situación de tensión entre los aficionados que optaron por ambas acciones. El zaragocismo se expresó en parte no acudiendo a La Romareda (la entrada que registró fue muy pobre), en parte –a nuestro entender mayoritaria- secundando la medida propuesta por la Plataforma y en otra parte quedando en sus asientos. La riada de gente que salió en el minuto 77 del partido tenía una cosa clara: pretendía sacrificar 13 minutos –y a la postre presenciar in situ la remontada de su equipoen aras de poder preservar un Club, su Club, de ochenta años de historia que camina a paso firme hacia su desaparición.
Ni siquiera algún menosprecio en el anonimato que producen las Redes Sociales y foros de internet empañan la satisfacción de ver volcada a la afición zaragocista en un único objetivo.
No existe desunión alguna entre la afición, por más que en el ejercicio de su libre albedrío –que nadie olvide que la afición zaragocista ha dado en numerosas ocasiones prueba de su madurez- pueda ésta optar por una u otra forma de expresión, todas ellas válidas y todas ellas zaragocistas.
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